La familia. Parte 2

Padre, en el nombre de tu hijo Jesús, te pido perdón por mis pecados y los pecados de mi familia, de mis hijos, de mi pueblo, de mi iglesia, te pido tengas misericordia y me des sabiduría y fuerza para enseñarles tu palabra

“Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua. Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana. Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir. Guardaréis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre.”, Éxodo 12: 21- 24

La familia es un refugio de protección, cuando la cubrimos con hisopo, untado con la sangre de Jesús. Esto simboliza cuando permitimos que sea Jesús quien entre a nuestro hogar, y lo limpie con su sangre, es decir perdone nuestros pecados y los pecados de nuestra familia; como dice en Nehemías 1:6b “y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado”, debemos confesar y pedir perdón por los pecados propios y los de nuestra familia (espiritual y natural); clamemos por ese perdón y protección de nuestro hogar, para que sea sustentada sobre la roca. Una familia sostenida sobre la roca (Cristo), será inconmovible, un lugar de seguridad, paz, confianza y enseñanza. Por esto el maligno, en su malvado plan, anda buscando hogares para destruir, dividir, confundir y matar.
Todo lo que ofrece el maligno a través del mundo, es para que la familia sea destruida. Un hombre puede perder todo, pero volverá a levantarse, si pierde su familia, lo perderá todo, su confianza, su esperanza, su fe será debilitada y se convertirá en un hombre inútil e improductivo.
El diablo destruyendo la familia, quiere confundir y destruir a la sociedad, pero nuestra esperanza firme, es que Jesús ya venció, y por lo tanto debemos anunciar de familia en familia, que Cristo también murió por cada familia, anunciar las buenas noticias del reino de Dios y de su gracia, que está abierta para todas la familias de la tierra.