El secreto de Dios. Parte 2

Padre perdóname y límpiame de mis pecados, reconozco aquí en tu presencia que te he fallado, que he hecho lo malo delante de tus ojos, pero solo tu puedes limpiarme y colocar en mi la fuerza y la voluntad para no pecar mas. Hoy perdono a quien me ha ofendido, ayúdame a buscar y a reestablecer la relación con mi prójimo.

«He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.», Salmos 51:6
“ ¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres! En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre; los pondrás en tu Tabernáculo a cubierto de lenguas contenciosas.”, Salmos 31:19-20

En su secreto Dios nos cubre, ya que allí también reconocemos nuestro pecado, el cual nos ciega y no permite que prosperemos espiritualmente, allí obtenemos limpieza, y reflexionamos tal y como nos enseña el Señor, si tenemos algo en contra de nuestro hermano, debemos estar solícitos en ir a ofrecer perdón. Es decir muchos de los problemas que tenemos exteriormente son producto de nuestra falta de intimidad con Dios, pues hemos actuado sin sabiduría, sin obedecer a sus designios, no hemos reconocido una falta que esta dañando la relación con nuestra esposa(o), hermano, prójimo y nuestra relación con Dios. En la intimidad, en su secreto, el Señor, me muestra mis fallas y por lo tanto a través de su Espíritu me conduce al arrepentimiento. Un hombre que reconoce sus faltas es un hombre prudente y sabio. Corregir nuestro mal actuar, debe ser por tanto nuestra obligación, pero como lo haremos si no vamos a su luz que muestra la verdad? Muchos piensan que la sabiduría está en la multitud de conocimiento, pero realmente es la capacidad que nos da Dios de reconocer nuestras faltas y corregirlas, en pocas palabras, sabio no es el que conoce, si no el que reconoce y obedece la palabra de Dios.