Él es la vid verdadera
2016-04-04
1. Oración inicial
Padre ayúdame por medio de tu palabra a permanecer en ti, a apartarme solo para ti y dar mucho fruto. Fortaléceme en medio de la prueba, porque sé que usas a mi favor las circunstancias para quitarme aquellas cosas que no me permiten crecer y llevar mucho fruto.
2. Lee la palabra de Dios
«Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos», Juan 15:1-8
3. Reflexiona
El fruto, es el fruto del Espíritu Santo, según Gálatas 5:22. Es decir el producto de mi fe y permanencia en Dios. Al permanecer producimos como dice en Romanos 6:22, esta gran verdad: “Mas ahora, librados del pecado, y hechos siervos a Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin la vida eterna”. La santificación también es un fruto que se da mediante un proceso de maduración Espiritual. Por esto el Señor Jesús explicó de forma tan simple, comparándonos con ramas y al ser estas podadas o cortadas sus hojas malas, producen mucho fruto.
Sin embargo, para nosotros este proceso duele, el que nos quiten algo que Dios sabe no nos edifica, sea una persona, un trabajo, un lugar. ¿Que hay en ti que necesite ser podado por Dios, que no te permite crecer y dar fruto?
Precisamente en Hebreos 12:5-11 explica la formación del carácter en el cristiano, a través de la disciplina de Dios; la poda duele, porque se nos quitan hojas secas, que no nos permiten crecer. Pero luego gracias a esa podada surge el fruto.
Dios está más interesado en lo que somos, que en lo que hacemos, está más interesado en nuestro carácter que en nuestras obras.
Mientras más se inclina la rama por sus frutos, mientras más se inclina un cristiano por sus frutos más humilde es. Entre menos fruto produzcamos más soberbios somos, más arrogantes, más independientes de Dios. En el cristiano que más produce fruto, la característica que más sobresale es su humildad; es autoridad no autoritario.
El cristiano, sin fruto está seco, porque Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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