Ver para creer
2016-03-28
1. Oración inicial
Amado Dios, hazme un cristiano firme, quita toda incredulidad de mi corazón, cuando tu vuelvas quiero que me encuentres fiel a ti, para poder disfrutar de tu presencia. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré”.
3. Reflexiona
Tomás rechazó el testimonio que le dieron los demás discípulos. Hoy muchos también no creen nuestro testimonio, son ajenos a la vida de Dios, su corazón es duro y obstinado. El salmo 14:1 “Dice el necio en su corazón, no hay Dios”, o como Tomás: “Si no viere, no creeré”.
Estamos dispuestos y determinados a no creer, a no ser que Dios nos de alguna señal visible o tangible. Dice el Señor “dichosos los que creen sin haberme visto”. No seamos presuntuosos y pensar que Dios debe actuar para nosotros, para convencernos.
La vida cristiana no es de sentir, es de vivir por fe, por principios, es de creer lo que Dios dice en su Palabra. El cristiano emotivo es el que se deja llevar solo por las cosas que siente y no afirma su corazón para creer la verdad revelada. Dios nos pide una fe con certeza y convicción.
No nos dejemos llevar por lo que vemos, “no todo lo que brilla es oro”. Las cosas permanentes y eternas son las que no se ven.
Tomás estaba ausente en el momento en que Jesús se revelo a los otros discípulos, cuando dejamos de congregarnos y no nos reunimos con otros hermanos, nos perdemos la bendición de ese día. Muchos no se reúnen porque son incrédulos y razonan todo lo que Dios dice. La Palabra de Dios nos exhorta a reunirnos y adquirir compromiso y a creer para poder ver en nuestra vida milagros, señales y prodigios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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