La promesa cumplida
2016-03-08
1. Oración inicial
Amado Señor, gracias por darme tu Santo Espíritu, y envestirme de poder desde lo alto, por equiparme para poder vivir para ti, haciendo tu voluntad. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”.
3. Reflexiona
Cuando Jesucristo dice una promesa siempre la cumple, diferente a nosotros que fácilmente nos olvidamos de lo que prometemos. En Juan 14:18 el prometió que nunca nos dejaría huérfanos y lo cumplió. Nos ofreció una esperanza para nuestra vida, el Espíritu Santo, nuestro CONSOLADOR, porque es el que da aliento, soporte, ayuda, fortaleza y ESPÍRITU DE VERDAD, porque enseña, ilumina y nos revela la Palabra de Dios.
Suficiente poder para vivir nuestra vida cristiana, para ser cambiados en nuevas personas. Una persona divina que le dio una dimensión nueva a nuestro ser, porque es Dios mismo viviendo en nosotros. Porque tiene intelecto, emociones y voluntad, para dirigir, testificar, ordenar, guiar, interceder, enseñar y obrar de distintas maneras en la vida de los creyentes, además que se contrista cuando fallamos o le ignoramos.
La Palabra de Dios dice que somos uno con Él, en una perfecta unidad, para que entendamos que ya nunca estaremos solos, el mora en nosotros y da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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