¿Quién soy?
2016-01-29
1. Oración inicial
Señor, gracias te doy por haberme adoptado como hijo tuyo, cuando creí y te recibí en mi corazón. Ahora que he sido acepto en el Amado, se que me miras completamente perdonado y perfecto delante de ti porque estoy en Cristo y el Espíritu de Dios habita en mí. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
«Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios».
«Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados».
3. Reflexiona
Una de las más grandes batallas de identidad que algunos experimentan es no saber responder cuando les preguntan ¿Quiénes son? Esto sucede cuando las personas con baja autoestima se señalan con una identidad basada en su debilidad más grande. Y responden cosas como: “Soy paranoico, depresivo, alcohólico, mal hijo, padre irresponsable, mentiroso, egoísta, desobediente, neurótico, chismoso, etc.» Puede haber muchos calificativos para señalarse así. Pero, es aún más triste cuando un creyente se expresa de sí mismo de esta forma.
No caigamos en la trampa del enemigo al definirnos por nuestros fracasos y conductas. La esclavitud de la cual Dios quiere liberarnos. Desde la perspectiva de Dios solo hay dos clases de personas en el mundo y sus personalidades están identificadas con la persona con la cual se identifican, o están en Cristo o están en Adán. Asumimos su nombre, su naturaleza, su herencia y su destino.
Cada ser humano al nacer en esta tierra, nace en Adán, hemos heredado su naturaleza pecaminosa, su herencia y destino después de la caída en el Edén. Nacemos espiritualmente muertos y condenados. El hombre nace orientado en esa dirección. Como creyentes tenemos que entender que por la justicia y obediencia de Cristo cuando fue a la cruz, vino la justificación de vida, y solo Él puede cambiar nuestra identidad. Si confiamos en Él como Salvador y Señor, nacemos espiritualmente, entonces estamos identificados totalmente con Cristo. Hemos tomado su naturaleza divina, tenemos una herencia eterna y nuestro destino es el cielo.
Si Cristo vive en nuestra vida entonces, lo que somos lo determina lo que Dios dice de nosotros. Si le preguntamos a Dios ¿Quién soy? Con toda certeza nos diría: “este es mi hijo amado”. Lo más importante es cómo nos vemos ante los ojos de Dios, y Él nos ve completamente perdonados por la sangre preciosa de Cristo, nos ve en Cristo y habitados por su Santo Espíritu.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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