La voluntad del Espíritu Santo. Parte 3
2016-01-12
1. Oración inicial
Precioso Espíritu de Dios, tú tienes sentimientos y me amas, por tanto yo te amaré y trataré de agradarte; Tienes mente y constantemente piensas y planeas para mí. Aprenderé de ti y haré mío tu plan para mi vida; tienes voluntad y poderosamente llevas a cabo tus planes de amor. Quiero hacer tu voluntad y dejare que tú gobiernes por completo mi personalidad. Amen
2. Lee la palabra de Dios
“Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro”.
“Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino”.
“Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado”.
3. Reflexiona
Con nuestra voluntad actuamos, decidimos, expresamos nuestros pensamientos. La verdadera personalidad consiste en preservar el equilibrio entre el corazón, la mente y la voluntad.
El libro de los Hechos, pareciera que se enfatiza más la voluntad del Espíritu Santo que otras fases de su personalidad. Por ejemplo: Fue el Espíritu Santo el que le dio la orden a Felipe de ir al desierto y fue el también el que lo traslado. Fue el mismo Espíritu el que ejerció autoridad sobre Pedro. Fue este Espíritu el que le prohibió a Pablo el pasar por Asia Hechos 16:6.
Es esta persona de soberana majestad la que nos dispone como él quiere y determina por su propia voluntad, dice la Biblia: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”. Entonces la personalidad es esencial en nuestra concepción del Espíritu Santo, como es esencial la del Padre y la del Hijo.
Al Espíritu Santo se le encuentra en acción, siente, conoce y habla. La verdad práctica de la personalidad del Espíritu Santo es que todas sus relaciones son personales. Entonces, si vivimos en su compañía y mantenemos una relación inquebrantable con él, seremos como él en propósito, deseo, pensamientos, ideales y anhelos espirituales.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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