Nuestro Dios nunca cambia
2016-01-04
1. Oración inicial
Amado Dios, cada día de mi vida busco tu presencia, quiero guardar tus leyes en mi diario caminar. Gracias Señor porque tú no cambias, eres el mismo ayer, hoy y por los siglos de los siglos, lleno de tanta bondad y amor, así como lo hiciste con el pueblo de Israel. Amen
2. Lee la palabra de Dios
“Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?”
3. Reflexiona
Por boca de Malaquías Dios habló a su pueblo así: “Porque yo Jehová no cambio” y el autor de Hebreos escribe acerca del Cristo que no cambia: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (He 13:8).
Al enfrentarnos con los hechos inseguros y desconocidos de este nuevo año, podemos estar seguros de que Dios no ha cambiado ni en su carácter ni en sus propósitos. No ha suspendido sus promesas ni sus cuidados. Él es la roca sólida en la cual podemos confiar y sobre la cual podemos afirmarnos y estar seguros cuando las tormentas de la vida nos azoten.
El salmista declara: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. Los hombres y las mujeres cambian en sus actitudes. Las familias se desintegran. Los negocios quiebran. Las naciones cambian política y económicamente. Los cambios siempre pueden encerrar una amenaza. En medio de todo lo que pueda atemorizarnos podemos sentirnos animados y estar firmes en la fe de que nuestro Dios, que se ha revelado en Jesucristo, seguirá siendo igual. El volverá su rostro a nosotros, si nosotros guardamos sus estatutos.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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