Crea en mí un corazón limpio

Padre Amado, elevo mi voz a ti, para decir como el salmista: Crea en mí un corazón limpio y renueva espíritu recto dentro de mí, no quites tu presencia de mi vida y borra mis pecados. Quiero agradarte en lo más íntimo de ser, porque amas la verdad en lo íntimo. Te amo Señor. Amen

«Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.»

El salmo 51 es una oración hecha por un hombre que había sido casi destruido por su pecado. El Rey David oró con angustia de alma y quebranto de espíritu, y dijo:” Oh Dios crea en mi un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mí”.
Hoy, decide pedir a Dios un corazón limpio y un espíritu recto. Tener un corazón limpio es disfrutar de la obra de Cristo, pues no se desvía tras las vanidades y placeres de este mundo, más su conexión perfecta esta en Dios su Creador, a través de su Palabra y la oración.
Solo así tendrás una vida limpia y una vida recta, para desenvolverse manteniendo el equilibro en un mundo sucio y totalmente torcido. Hoy caminamos en medio de un mundo lleno de influencias negativas, secularismo, materialismo, farisaísmo e incredulidad, y solo la unción de su Santo Espíritu nos dará el gozo de la salvación, un corazón firme y un espíritu recto ante tanta adversidad.
Permite que tus pensamientos que fluyen de tu mente, las palabras que se desprenden de tus labios, los pasos que marquen tus pies y tus hechos sean hoy la demostración viva de un corazón limpio y un espíritu recto dentro de ti. Pues solo en Jesucristo, se encuentra la limpieza y la rectitud que tu alma necesita. Con un corazón limpio y un espíritu recto podrás decir como David: “Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti”.