Victoria sobre el pecado. Parte 1
2015-10-01
1. Oración inicial
Padre Dios, tu conoces el anhelo de mi corazón de agradarte en todo y mi incapacidad de hacerlo por mis propias fuerzas. Gracias te doy por Jesucristo, el autor de mi salvación, quien pagó el precio de mi pecado y me imputó su Justicia sin yo merecerla. Ahora sé que el Espíritu de tú hijo mora en mí y me fortalece para hacer tu voluntad; ayúdame a creer en esta verdad y vencer todo pecado en mi vida. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
«Porque en lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios; pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo. ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal?»
«Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.»
3. Reflexiona
El anterior versículo escrito por el apóstol Pablo personifica el conflicto entre nuestra naturaleza humana (pecaminosa) y nuestro hombre espiritual (regenerado); la primera nos lleva a pecar contra Dios siguiendo los deseos de nuestra carne y el segundo se opone para que no hagamos lo que queremos guiándonos al arrepentimiento verdadero. Pablo a quien también le pasaba que queriendo hacer el bien, terminaba haciendo el mal, pudo reconocer que era un pobre miserable y que por sus propias fuerzas era imposible librarse del poder del pecado sobre su vida. Es entonces cuando el Espíritu Santo toma el control de la batalla de su mente y le recuerda que lo que era imposible de dejar de hacer como hombre (pecar), Dios enviando a su Hijo en forma de hombre lo hizo posible. Nuestra naturaleza pecaminosa murió con Cristo en la cruz, y así mismo resucitamos con él para tener una vida nueva, de esta manera la justicia de Jesús, aquel que nunca pecó, se cumple en nosotros, que hemos recibido su Santo Espíritu el cual nos ayuda en nuestra debilidad y nos garantiza la victoria sobre el pecado. Nuestro Padre Dios ya nos perdonó, ya nos justificó, ya nos glorificó y día a día nos santifica. Podemos decir que Él hizo su parte, nuestra parte es creerle permitiéndole al Espíritu Santo que gobierne nuestras vidas y tome el control. La búsqueda continua de su compañía nos dará la victoria.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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